domingo, 4 de mayo de 2008

Camino de Santiago. Etapa 2: Astorga-Cacabelos


Nos despertamos incluso antes de la hora programada (6:30 h) y nuestras vecinas de litera debieron acabar hartas de nosotros porque por más cuidado que tratas de tener, siempre tropiezas con las cosas en la oscuridad o aparecen bolsas de plástico por todas partes mientras ordenas tu equipaje, jeje!
Salimos del albergue situado muy cerca de la Plaza Mayor con tanta o más ilusión que el primer día. Rápidamente nos alejamos del centro y encontramos un precioso paisaje a la salida del pueblo mientras adelantamos y saludamos alegres a muchos peregrinos que dejan Astorga como nosotros.
Tras un trayecto bastante llano empezamos a ascender encontrando bonitos pueblos a nuestro paso. Cada vez el camino se pone más cuesta arriba hasta llegar al puerto de la Cruz del Ferro. La última cuesta se hizo muy dura por lo repentina pero cuando por fin vemos aparecer la montaña de piedras con la cruz clavada, el cansancio queda atrás. Rápidamente nos subimos a la montaña y comprobamos la cantidad de recuerdos absurdos que deja la gente allí!! (hasta bragas...). Nos disponíamos a hacernos la foto cuando alguien se nos acerca para contarnos que estaba allí para recordar sus dos caminos anteriores y las vicisitudes que sufrió ascendiendo hasta allí con lluvia y nieve. Por fin, encontró a quien contárselo porque todos allí eran extranjeros...

Lo más gordo había pasado y tras abrigarnos, iniciamos el vertiginoso descenso en el que no paramos de alegrarnos de que Santiago estuviera de ese lado porque subir esto sería mucho más complicado que bajarlo.
Por fin llegamos a Ponferrada que no es nuestro destino final pero alegra ver la ciudad y salimos de ella saludando a los que allí se quedan y ensalibando con el botillo que nos espera en La Moncloa de San Lázaro (Cacabelos). Quizá por ello el camino se nos hace largo y pesado, ¿donde está este pueblo??? Por fin llegamos y la espera merece la pena por el festín que nos esperaba.
Tras 76 Km terminamos el día en un albergue muy peculiar con casitas de madera construidas alrededor de una iglesia. De repente el frío lo habíamos dejado en la Cruz del Ferro y allí era verano. La gente lavaba su ropa en la pilas adosadas a la iglesia y la tendía por la plaza que forman las casitas. ¡Una delicia de sitio!
Dando un paseo por Cacabelos sonaban gaitas y descubrimos que celebraban una fiesta del vino. El sacrificio que nos esperaba, nos impide unirnos a la fiesta. A las 20 h ya estábamos planchando la oreja.

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